Alfaro y la vaca que no da leche…
Tenía el rostro demudado y mirada macilenta, fue una dolorosa derrota social, política y pública, consecuencia de sus excesos y arrogancia como gobernante, como político “ganador”.
El aislamiento social, la incomunicación, las sirenas, le arrebataron aquella imagen de poder.
Este domingo negro, en Vallarta se destruyó su mito. Ya no es amo, ni señor de Jalisco, Tlajomulco y anexas.
Antes era dueño de discursos que estremecía a las masas, hoy el guía protector de la tierra del tequila se encuentra en el ring recibiendo ganchos al hígado… si, ese hígado con el que gobierna.
Enrique Alfaro en la excusa de su fracasada intervención habló de “resentidos”, que ironía, que señale culpas ajenas y no ponga remedio a la ineptitud de aquellos que hasta el día de hoy se dicen ser sus guías y asesores.
Aquí en Vallarta lo lincharon, también, por sus inoperantes operadores. Esa rechifla aún tiene eco mediático en todos los rincones de la república.
Es hora de reflexionar, poner una pausa y corregir. “Vaca que no da leche, que la saquen del corral”, creo que por esta vez, es una consigna que el señor Alfaro debe echar a andar.